El efecto Whopper: Un incendio arrasa una nave de disolventes en Arganda del Rey en el día del medio ambiente.

Tres dotaciones de bomberos continúan trabajando este jueves "en preventivo", removiendo y refrescando los materiales calcinados, en la nave de Arganda del Rey que ardió este miércoles y que almacenaba disolventes y otros materiales peligrosos.

El incendio quedó controlado ayer, pero los equipos de emergencias seguirán trabajando hasta que no exista "ningún riesgo de propagación" y se aseguren de que no queda ninguna zona caliente que pudiera originar otro foco debido a un golpe de viento.

Incendio de una planta de reciclaje de productos químicos en Arganda

Incendio de una planta de reciclaje de productos químicos en Arganda

Este miércoles varias calles del polígono permanecieron cortadas, algunas por proximidad a la nave incendiada y otras para que el tránsito de vehículos de empresas cercanas no interfirieran en el paso de los coches de bomberos y de la Guardia Civil. El fuego se produjo a unos 500 metros del poblado de La Poveda, donde residen unas 7.000 personas que no tuvieron que ser desalojadas de sus domicilios, sin que se produjeran heridos ni intoxicados.

Las llamas comenzaron sobre las 3.45 horas de este miércoles por causas que aún se desconocen. Ha afectado a la totalidad de la nave, en cuyo interior había un recipiente de 200.000 litros de disolventes químicos muy inflamables que también han ardido, lo que ocasionó llamas de hasta 30 metros de altura y una intensa humareda tóxica.

Por eso sobre las 4.30 horas se ha enviado un SMS masivo a los vecinos de la zona para que estuvieran tranquilos. Les han recomendado que cerraran puertas y ventanas.

El centenar de bomberos que ha trabajado durante la madrugada impidió que las llamas se propagasen a un olivar y a la zona urbana cercana, que se encuentra a unos 500 metros de distancia y donde viven 7.000 personas.
No se han producido ni heridos ni intoxicados y en ningún momento se ha desalojado o confinado a ningún residente en el barrio y los niños pudieron ir a la escuela, puesto que las leves rachas de vientos desplazaron la humareda tóxica a un descampado al lado contrario de las viviendas.